Maria Callas Live & Alive

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Maria Callas cantó su primera ópera en 1939 e hizo su debut operístico internacional en Verona en 1947 en La Gioconda de Ponchielli. La vieron por primera vez en Sudamérica en 1949 y llegó a La Scala, que habría de convertirse en su hogar artístico, en 1950. En Milán interpretó una extraordinaria variedad de obras, desde las primeras obras clásicas de Gluck, Cherubini, Spontini y Mozart, pasando por las óperas belcantistas de Rossini, Bellini y Donizetti, hasta las obras maestras dramáticas de Verdi y Ponchielli y las obras veristas de Giordano. Londres la aclamó en 1952, Chicago en 1954, Berlín en 1955, Viena en 1956. Ese mismo año vio también su muy esperada y largamente demorada llegada al Metropolitan de Nueva York, y el año siguiente vería su regreso a Atenas. Venecia, Roma, Palermo, Ciudad de México, Filadelfia, Dallas, Madrid, Lisboa y Edimburgo fueron otras ciudades que asistieron a los triunfos y las controversias de esta década extraordinaria. Su última aparición en La Scala fue en Medea de Cherubini en 1962 y para entonces ya había abandonado casi por completo los escenarios operísticos por el atractivo de una vida más glamurosa con la jet set internacional, encabezada por la anfitriona estadounidense de actos sociales Elsa Maxwell. La principal atracción para Callas, sin embargo, fue el armador y magnate griego Aristóteles Onassis, con quien había forjado una íntima amistad. Durante 1963 Callas dio algunos conciertos más y siguió grabando esporádicamente para EMI en París, pero su relación con Onassis estaba deteriorándose y aprovechó la oportunidad para volver a los teatros de ópera con una nueva producción de Tosca de Puccini en el Covent Garden a comienzos de 1964. Este acabaría convirtiéndose en su último gran triunfo.